Hablábamos de un sistema, que comenzaba a acumular productos y sustancias nocivas ya que éstos crecían en mayor velocidad de la que eran transformados.
Este sistema se puede asimilar al medio ambiente terrestre y los productos y sustancias nocivos los podemos igualar a los residuos generados por la actividad económica humana.
Es sólo cuestión de tiempo que esa acumulación actúe como límite del crecimiento económico actual, con resultados muy negativos para la vida no solo de muchas de las especies que nos acompañan en nuestro planeta, sino también para la vida de los seres humanos.
El debate hoy, es si, todavía estamos a tiempo de parar y revertir la situación cambiando el paradigma de crecimiento por otro menos agresivo con el medio ambiente, o si ya es demasiado tarde y al planeta lo tenemos herido de muerte.
Desde el punto de vista humano, solo tendríamos que cambiar la manera de entender el crecimiento económico, pasando de un crecimiento económico en términos de consumo material excesivo como el actual a otro más racional. Pensemos por ejemplo en la obsolescencia programada, o si, somos buenos, y no pensemos que sea programad, pongamos el acento en la duración de los productos que satisfacen nuestras necesidades, olvidemos la publicidad que nos impulsa a tener siempre lo mejor del mercado deshaciéndonos de productos que, ya no son punteros, aunque siguen cumpliendo su función a la perfección.
A simple vista parece un pequeño cambio. ¿Cuándo lo daremos?